Poeta venezolana nacida en Maracaibo en 1906. Fue reconocida tardíamente por la crítica literaria, es la primera poeta venezolana de la modernidad, ello se reconoce en la expresión libre con que reconoce y enaltece el goce del cuerpo y de la expresión del mismo. Publicó tres libros, Alas fatales (1935), Canciones que oyeron mis últimas muñecas (1956) y Entre la luna y los hombres (1961), éste último póstumo. En 1996 se publicaron sus Obras Completas. Maria Calcaño no siguió los moldes estéticos de su época y su obra cargada de un intenso erotismo fue calificada de inmoral. Murió en Maracaibo el 23 de diciembre de 1956.
Carne
Carne...
difunde el aliento
de tu pecado más hermoso:
tu eres como un jardín
Vacíate
en el que quiebra
el tapiz de oro de tus vellos
dócil
como las criaturas que esperan a Dios
Prende como rosas desnudas
las cien cabelleras desordenadas
Carne...carne mia!
intensamente llama,
intranquila poseedora:
abre!
tu eres como un jardín.
Totalidad
Ya suben tus manos
en mi carne apretada
ya me suben tus manos,
y te siento la venas
tan ardientes y llenas
¡que dan vuelos!
Ya me ahogan los pechos
y se adueñan
de todos los tesoros...
sobre la quemadura de los cuerpos
crujen las ligaduras
de los brazos estrechos
¡Ya tengo tu carne,
ya la tengo completa!
sobre mi vestidura
de finos vellos de oro.
¡Tenerme, tenerme Toda!
Tenerme
es algo más que este clima de noches blancas,
flotando en mi alegre vestidura.
Tener mis brazos cargados de leyendas
de cauces misteriosos, de islas
y de niños errantes que me piden el pecho
Y tener todos mis momentos
los que elevados en gritos
hicieron de mi carne su tejido.
Y esta pincelada de lunas nuevas
que bajo los hombres
tiene el propio sabor de la vida
¡Tenerme, tenerme Toda!
Aún para las dulce siegas
mi vientre está elevado...
¡Ay!, que soy solo esto:
tierra pegada a la tierra,
cielo que me circunda, y me huye, y me alumbra.
escalerilla de niños
Casa de azúcar...
ya no te gustaría otra mujer!
Carne
Carne...
difunde el aliento
de tu pecado más hermoso:
tu eres como un jardín
Vacíate
en el que quiebra
el tapiz de oro de tus vellos
dócil
como las criaturas que esperan a Dios
Prende como rosas desnudas
las cien cabelleras desordenadas
Carne...carne mia!
intensamente llama,
intranquila poseedora:
abre!
tu eres como un jardín.
Totalidad
Ya suben tus manos
en mi carne apretada
ya me suben tus manos,
y te siento la venas
tan ardientes y llenas
¡que dan vuelos!
Ya me ahogan los pechos
y se adueñan
de todos los tesoros...
sobre la quemadura de los cuerpos
crujen las ligaduras
de los brazos estrechos
¡Ya tengo tu carne,
ya la tengo completa!
sobre mi vestidura
de finos vellos de oro.
¡Tenerme, tenerme Toda!
Tenerme
es algo más que este clima de noches blancas,
flotando en mi alegre vestidura.
Tener mis brazos cargados de leyendas
de cauces misteriosos, de islas
y de niños errantes que me piden el pecho
Y tener todos mis momentos
los que elevados en gritos
hicieron de mi carne su tejido.
Y esta pincelada de lunas nuevas
que bajo los hombres
tiene el propio sabor de la vida
¡Tenerme, tenerme Toda!
Aún para las dulce siegas
mi vientre está elevado...
¡Ay!, que soy solo esto:
tierra pegada a la tierra,
cielo que me circunda, y me huye, y me alumbra.
escalerilla de niños
Casa de azúcar...
ya no te gustaría otra mujer!
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