Poesía Cubana


 

Versión Libre   (Raúl Rivero Castañeda)

Fui un lobo alguna vez
un lobo bueno
escolta personal de la Caperucita
y enemigo probado de los leñadores.

Fui lobo mucho tiempo
y cantábamos
Caperucita Roja y yo cantábamos
"Quién le tiene miedo al Wolf, miedo al Wolf, miedo al Wolf"
porque éramos armónicos, bilingües, afinados
y ella tocaba el piano.

Nos queríamos
hacíamos el amor
en la cabaña de la abuela
en pleno bosque
con un cesto de mimbre
sobre la mesa rústica
que le daba a los besos un rumor de buñuelos.

Fui un lobo enamorado
sin instinto de lobo
un animal de la tercera edad
manso y tranquilo
con ojos grandes, tristes, húmedos
las uñas de las garras recortadas y limpias
gris y brilloso el pelo
rojo y acompasado el corazón sin furia.

De paseo una tarde entre los árboles
la niña se quitó la caperuza
y corrió ante el leñador a denunciarme
por bestia, por amor, por gusto, por hastío
por los motivos que siempre
proporcionan los misterios del alma.

El hombre vino con unos cazadores
vinieron a matarme
y a fuego de lupana
me mataron.



 
Letanía Ciudadana     (Rafael Carballosa)


La libertad justifica las guerras,
......................................................... me dicen los generales.
La libertad a veces se vende,
................................................................ me dicen los comerciantes.
La libertad mueve a las masas,
......................................................... me dicen los políticos.
La libertad está más allá,
......................................................... me dicen los beatos.
La libertad pasó de moda,
................................................................... me dicen los adolescentes.
Cuidado con una sobredosis de libertad,
......................................................... me dicen los adictos.
La libertad se hizo secretaria,
......................................................... me dicen los hippies.
La libertad, ah, la libertad,
................................................................ me dicen los nostálgicos.
La libertad es una ilusión,
........................................................... me dicen los budistas.
La libertad es un truco,
......................................................... me dicen los magos.
La libertad no tiene solución,
................................................................... me dicen los matemáticos.
La libertad está prohibida,
............................................................. me dicen los censores.
La libertad se cae,
................................................................ me dicen los arquitectos.
La libertad no tiene ritmo,
............................................................ me dicen los músicos.
La libertad no da buenas cosechas,
................................................................... me dicen los campesinos.
La libertad nos mantiene ocupados,
..................................................................... me dicen los enterradores.
La libertad fue otro dinosaurio,
........................................................................ me dicen los paleontólogos.
La libertad es una candela,
................................................................. me dicen los bomberos.
La libertad es pa’ los machos,
.................................................................. me dicen los mariachis.
La libertad es un delito grave,
.............................................................. me dicen los policías.
La libertad, qué es la libertad,
............................................................. me pregunta mi niño.

Y yo, que siempre me creí libre,

no sé qué responderle.


Tú y yo estamos condenados  (Reinaldo Arenas)

Tú y yo estamos condenados
por la ira de un señor que no da el rostro
a danzar sobre un paraje calcinado
o a escondernos en el culo de algún monstruo.

Tú y yo siempre prisioneros
de aquella maldición desconocida.
Sin vivr, luchando por la vida.
Sin cabeza, poniéndonos sombrero.

Vagabundos sin tiempo y sin espacio,
una noche incesante nos envuelve,
nos enreda los pies, nos entorpece.

Caminamos soñando un gran palacio
y el sol su imagen rota nos devuelve
transformada en prisión que nos guarece.


 

Autoepitafio  (Reinaldo Arenas)

Mal poeta enamorado de la luna,
no tuvo más fortuna que el espanto;
y fue suficiente pues como no era un santo
sabía que la vida es riesgo o abstinencia,
que toda gran ambición es gran demencia
y que el más sórdido horror tiene su encanto.
Vivió para vivir que es ver la muerte
como algo cotidiano a la que apostamos
un cuerpo espléndido o toda nuestra suerte.
Supo que lo mejor es aquello que dejamos
-precisamente porque nos marchamos-.
Todo lo cotidiano resulta aborrecible,
sólo hay un lugar para vivir, el imposible.
Conoció la prisión, el ostracismo,
el exilio, las múltiples ofensas
típicas de la vileza humana;
pero siempre lo escoltó cierto estoicismo
que le ayudó a caminar por cuerdas tensas
o a disfrutar del esplendor de la mañana.
Y cuando ya se bamboleaba surgía una ventana
por la cual se lanzaba al infinito.
No quiso ceremonia, discurso, duelo o grito,
ni un túmulo de arena donde reposase el esqueleto
(ni después de muerto quiso vivir quieto).
Ordenó que sus cenizas fueran lanzadas al mar
donde habrán de fluir constantemente.
No ha perdido la costumbre de soñar:
espera que en sus aguas se zambulla algún adolescente.



 

Dos Sonetos al Noticiero de TV (Pedro Luis Ferrer)

 

El noticiero acaba de anunciar
las cifras de los planes contingentes
con por cientos exactos y prudentes
para que el pueblo pueda comparar.

Sobre cumplido en forma singular
en un veinte por ciento el plan de ayer
que en términos exactos viene a ser
un porcentaje único sin par.

Resulta fácil, pues, imaginar
la cifra en cerdo asado, pollo frito
y tantas criaturas de la mar.

Ahora que me voy a alimentar
con este cien por ciento de apetito
y sólo un diez por ciento de manjar.

 

II

 

Ayer desayuné un cinco por ciento;
la cifra del almuerzo fue más baja;
un porcentaje de merienda en caja
de un siete coma siete de alimento.

La comida no tuvo fundamento:
un uno coma cuatro de hortaliza
que viene a ser el soplo de la brisa:
un nueve coma nueve del aliento.

Si los precios mantienen su estatura
un once coma cinco de fritura
y un seis por ciento líquido en potaje.

Con esta indigestión de porcentaje
un doscientos por ciento de locura
para un total anémico y salvaje.


 

Democracia I (Pedro Luis Ferrer)


Dicen que la democracia
es cuando el pueblo gobierna,
definición muy moderna
pero que a nadie le sacia
porque es de poca eficacia,
siempre nos deja confusos
porque existen pueblos rusos,
hispanos, anglosajones;
pueblos hay pero a montones
y todos con sus abusos.

Tratemos de definir
un poco más el concepto
y espero no ser inepto
para bien intervenir.
Decir pueblo no es decir
que se acaban los desmanes,
porque existen alemanes.
hispanos, anglosajones...
hay democracia a cojones
de tiempos inmemoriales.

¿Recuerdan la democracia
basada en la guillotina?
Y eso que era gente fina
con peluca y culocracia.
El pueblo francés, ¡qué gracia!
gobernándose a sí mismo,
un pueblo con optimismo
desprendiendo las cabezas
de aristocráticas presas,
un democraguillotismo.


Democracia II (Pedro Luis Ferrer)

democráticos los griegos
esos sí que la partían:
los esclavos no podían
ni asomar por esos juegos.
En la mente de los legos
el esclavo era animal;
y en democracia es vital
ser tenido por persona
porque el pueblo se encojona
y el mulo la pasa mal.

Cuando el demo es quien gobierna
la pueblocracia se impone
aplastando al que se opone
o dejándolo sin pierna.
Así la justicia eterna
basada en la cleptocracia
ha tenido la eficacia
registrada por la historia:
el que goza la victoria
luego llora la desgracia.

Democra-cachumbambé
es el término perfecto
para ilustrar el defecto
de lo que conozco y sé.
Cuando bebo mi café
dulciamargo clarioscuro
me estoy bebiendo el futuro
que veré sobre el planeta:
democrática silueta
para un desastre seguro.

Democracia III

Dicen que en la democracia
el pueblo decide todo;
pero nadie encuentra el modo
de abolir la burocracia.

En una tribu lejana
la democracia surgía:
lo que el jefe les decía
se hacía de buena gana.

Y al que sonara campana
dando muestra de egoísmo,
el pueblo en su tribalismo
lo cocinaba con leña.

Yo defino esta reseña:
democracanibalismo.

Siempre el pueblo llega y pasa
en discursos y decretos.
Hay acápites completos
dedicados a la masa.

Más de pronto lo que pasa
parece contradicción:
viene una revolución
en nombre del pueblo mismo
y con sano patriotismo
decapitan a un montón.

¿En qué lugar del planeta
el pueblo no ha gobernado?
Por el pueblo se ha matado
al que menos se respeta.
¿Cuántas veces la corneta
ha convocado a degüello?
Y en ese noble destello
han muerto tantos valientes
pobladores inocentes
por el ideal más bello.



Introducción del símbolo de la fe (Reinaldo Arenas)

Sé que más allá de la muerte
está la muerte,
sé que más acá de la vida
está la estafa.
Sé que no existe el consuelo
que no existe
la anhelada tierra de mis sueños
ni la desgarrada visión de nuestros héroes.
Pero te seguimos buscando, patria,
en las traiciones del recién llegado
y en las mentiras del primer cronista.
Sé que no existe el refugio del abrazo
y que Dios es un estruendo de hojalata.
Pero
te seguimos buscando, patria,
en las amenazas del nuevo impostor
y en las palmas que revientan buldoceadas.
Sé que no existe la visión
del que siempre perece entre las llamas
que no existe la tierra presentida
Pero
te seguimos buscando, tierra
en el roer incesante de las aguas,
en el reventar de mangos y mameyes,
en el tecleteo de las estaciones
y en la confusión de todos los gritos.
Sé que no existe la zona del descanso
que faltan alimentos para el sueño,
que no hay puertas en medio del espanto.
Pero
te seguimos, buscando, puerta,
en las costas usurpadas de metralla,
en la caligrafía de los delincuentes,
y en el insustancial delirio de una conga.
Sé que hay un torrente de ofensas aún guardadas
y arsenales de armas estratégicas,
que hay palabras malditas, que hay prisiones
y que en ningún sitio está el árbol que no existe.
Pero
te seguimos buscando, árbol,
en las madrugadas de colas para el pan
y en las noches de cola para el sueño.
Te seguimos buscando, sueño,
en las contradicciones de la historia
en los silbidos de las perseguidoras
y en las paredes atestadas de blasfemias.
Sé que no hallaremos tiempo
que no hay tiempo ya para gritar,
que nos falla la memoria,
que olvidamos el poema, que, aturdidos,
acudimos a la última llamada
(el agua, la cola del cigarro).
Pero
te seguimos buscando, tiempo,
en nuestro obligatorio concurrir a mítines,
funerales y triunfos oficiales,
y en las interminables jornadas en el campo.
Te seguimos buscando, palabra,
Por sobre la charla de las cacatúas
y el que vendió su voz por un paseo,
por sobre el cobarde que reconoce el llanto
pero tiene familias…y horas de recreo.
Te seguimos trabajando, poema,
Por sobre la histeria de las multitudes
y tras la consigna de los altavoces,
más allá del ficticio esplendor y las promesas:
Qué es ridículo invocar la dicha
que no existe “la tierra tan deseada”
que no hallarán calma nuestras furias.
Todo eso lo sé.
Pero te seguimos buscando, dicha,
en la memoria de un gran latigazo
y tras el escozor de la última patada.
Te seguimos buscando, calma,
en el infinito gravitar de nuestras furias
en el sitio donde confluyen nuestros huesos
en los mosquitos que comparten nuestros cuerpos
en el acoso por sueños y aceras en el aullido del mar
en el sabor que perdieron los helados
en el olor del galán de noche
en las ideas convertidas en interjecciones ahogadas
en las noches de abstinencia
en la lujuria elemental
en el hambre de ayer que hoy hambrientos condenamos
en la pasada humillación que hoy humillados denunciamos.
en la censura de ayer que hoy amordazados señalamos
en el día que estalla
en los épicos suicidios
en el timo colectivo
en el chantaje internacional
en el pueril aplauso de las multitudes
en el reventar de cuerpos contra el muro
en las mañanas ametralladas
en la perenne infamia
en el impublicable ademán de los adolescentes
en nuestra voracidad impostergable
en el insolente estruendo de la primavera
en la ausencia de Dios
en la soledad perpetua
y en el desesperado rodar hacia la muerte
te seguimos buscando
te seguimos
te seguimos.
 
 

 

Leaving Las Vegas (Pedro Juan Gutiérrez)

Solo un poeta trasnochado
sigue utilizando el croar de las ranas,
el silbar de los pinos en noches de luna,
las luciérnagas,
las caracolas atiborradas de espuma
entre las olas y los arrecifes,
las praderas con doradas espigas de trigo.
La realidad es que ya nadie trasmite
tanta paz y silencio.
Todo eso suena ridículo.
El proceso civilizatorio
atraviesa el desorden,
y lo incrementa.

Ahora las imágenes son borrosas,
el ruido es impreciso,
los sentimientos agresivos
con odios, rencores y cárcel.
Las nubes negras
cargadas de electricidad.
Ya no existen nubes rosadas en el crepúsculo.
Y si las hay el poeta no ve nada.
El poeta termina huyendo de esta isla
en una balsa.
Deja atrás la bahía de Matanzas
y sus fantasmas.
Ciudad de poetas desesperados.
Ciudad envenenada como un vicio.
Al fin, cuando Matanzas
comienza a ser un borrón oscuro,
se suicida en Las Vegas
por el método perfecto del coma alcohólico:
traga una botella de whisky
en veinte segundos.
Y se muere en un baño público,
febrilmente,
rodeado de gente desconocida
y curiosos.
Miran indiferentes
la breve agonía
y un espasmo final.
Alguien llama a un número de emergencias
y todos se alejan antes de que llegue la policía.

Años después
alguien publica
unos cuantos poemas
que dejó olvidados en una gaveta.
“Envejecer es la más absurda forma
de suicidarse.”
“Yo me retiro un tiempo,
no me muero.
Adiós un rato entonces,
compañeros”.

Nadie entiende
qué coño pasó
ni por qué se fue
en una balsa endeble.
Por qué vivió aterrado
en la zozobra
de una angustia esquizofrénica.
“He vivido tan rápidamente
que no me he dado cuenta de mí mismo,
que no me he descifrado”.
Oh, terrible poeta suicida.
Los dedos fugaces de la muerte.
Sospecho que fuiste un elegido.
Y algo más: no hay tantos caminos disponibles
como nos gusta creer.
Esa idea es confortable.
Pero errada.
Hasta ahora la única verdad
es que no podemos regresar
por el mismo camino.
Llegamos a un punto
y no hay regreso.
Sólo el olvido.
Borrón y cuenta nueva.

Doy gracias
por tu espectacular
y maravillosa despedida.

Entonces pongo ese disco de Chet Baker
That old feeling.
Y me digo:
Olvida esa historia
de nuestra generación desencantada.
Somos unos perdidos
pero en esta isla todas las generaciones
terminan igual de jodidas.
Una tras otra.
Cada una acumula sangre y mierda
y se la pasa a la siguiente.
Así que es mejor sonreír.
Siempre hay que empezar.
Una y otra vez.
Hasta el último minuto.



 



Espléndidos Peces Plateados (Pedro Juan Gutiérrez)

En el ojo del huracán
la luna parpadea sobre los espléndidos peces plateados
que saltan en el océano.
La mariposa fulgurante,
la florecilla roja que se desgrana,
pero la casa se me cae a pedazos.
En el centro de la tormenta
una cucharada de arroz seco.
Ahora o nunca, Moby Dick.
Jamás compro el boleto de regreso.
Sin anestesia, Jonás.
Entre el vientre enorme,
enciende una vela y quédate tranquilo.
Puedes orar o masturbarte.
Haz lo que quieras, o lo que puedas.
Nadie te verá.
Todo quedará entre tú y Dios.
Y él sabe comprender
a los que a veces nos masturbamos.
Tristemente. Solitariamente.
Agarramos nuestro sexo y lo frotamos
y lo frotamos. Y nos perdemos algo mejor.
Seguramente nos perdemos algo mejor.
Por miedo tal vez.
Por soledad.
Por tristeza de la luna.
Lo frotamos y lo frotamos.
Ah, Moby Dick,
¿Qué sabes tú de masturbaciones solitarias?
¿Qué sabes tú de esperar y esperar?
De estar en el fondo.
Aquí en el ojo del huracán, pisoteado.
Con una venda sobre la boca. Una venda gruesa.
Con las manos amarradas a la espalda,
hambreado.
Y ya sin saber cómo los peces plateados saltan en el océano
en estas noches de luna llena.
Espléndidos peces plateados que yo no veo.
Te repito:
espléndidos peces plateados que ya no puedo ver.
Espléndidos peces plateados sigan saltando. No escuchen
los gemidos de amor y desolación
de los infelices que se masturban y oran
en el vientre de la ballena.





No me pidan que me calle (Pedro Juan Gutiérrez)

Escribo dentro del fuego
metido en las llamas
desnudo y descalzo
pisando las brasas al rojo vivo
Sólo quiero dejar
mis palabras humildes
Un legajo más
Entre tanto horror de este siglo
Intento relajarme
practicar yoga/ el canto del lama
convencerme de que todo podría ser peor
Los que mandan me piden que sonría
que no escriba mi verdad
ni sea pesimista/ quieren evitar el contagio
Y yo les digo: no soy pesimista
sólo soy escéptico
un simple hombre más
con el corazón lleno de amor
y de ternura
Quiero decir un hombre vulnerable
Herido y sangrando
como todos a mi alrededor
Sólo que yo tengo voz
y puedo cantar
No me pidan que calle
en medio del desastre.


 

 

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