Antonio Gamero, nació en San José Villanueva, El Salvador, en 1917 escribió dos libros de poesía TNT (1943) y Bajo el temblor de Dios (1950) fue conocido como el “poeta salvaje” por su actitud iconoclasta y su lenguaje transgresor, llama la atención el metadiscurso de sus poemas supuestamente amorosos que evocan una realidad social asfixiante, murió en 1974, es uno de esos poetas olvidados que apenas tuvo reconocimiento y del cual es difícil saber algo más que unas pocas palabras provenientes de olvidadas antologías. Quedamos pues con su palabra
Buscando tu saliva
En esta constelación de gritos
y en este vaivén de olas humanas y difusas,
yo busco la corriente clara de tu saliva
-ungüento iluminado de palabras y risas.
Me quito la camisa, el miedo y los zapatos
y subo por escalas de aire y nada
para asaltar y desflorar
la desnuda verdad de la esperanza.
Bombardeo la noche
con mis vacilaciones de luciérnagas
y mis manos se llegan submarinas
a sabotear el rojo resplandor de tus piernas.
Yo busco inopinadamente tu saliva
para que no se riegue inútilmente
en este gran vacío donde todo se pierde
y para humedecer la tierra
donde la yerba y la golondrina
bajo la sed se hermanan en la muerte.
Yo busco tu saliva mentolada
para pegar cabezas
desprendidas del cuerpo de los niños
y para alimentar lasa células
de la gente leprosa que anda buscando asilo.
Para abrirle los ojos a los gatos naciendo
bajo trenos de sol desgobernado
y para desapegar las estampillas
de cartas censuradas que me vienen
de los confusos y lejanos puertos.
Yo sé que todos los amantes vinieron
a besar la rosada cicatriz de tus labios
y a extraer el zumo de tus limas maduras:
al herirte la carne y al enardecer tus brazos.
Mas yo he venido sólo para buscar tu saliva;
tu saliva que sirve sólo para limpiar metales,
tu saliva que apaga el cansancio de mis miembros,
tu saliva que ahoga la cólera de las viejas,
tu saliva que lava la camisa de Dios,
tu saliva que ablanda las conciencias,
tu saliva que abre hoyos en las piedras,
tu saliva que es frágil en la hora de abrazarnos,
tu saliva que es sangre perfumada, incolora,
tu saliva que es germen de santos y profetas,
tu saliva que es sal y agua bendita
para animar la ira del demonio.
Todos los amantes vinieron a buscar tu carne;
en cambio yo agonizo buscando tu saliva
para inyectar este animal enfermo
que traigo aprisionado en mi camisa.
Primer poema para antes de morir
Tengo los brazos locos de abrazarte
Y las manos tullidas
De repicar las rojas campanas de tus senos;
Me duelen las palabras, la boca sin saliva,
De retener tu nombre en el silencio.
Me está doliendo el alma
Con un dolor de espejos
Donde por muchos años
Se enarboló desnuda la flama de tu cuerpo.
Ya la muerte me busca
Para pedirme el último boleto:
Ya en tu lomo de piedra
Se escribe el testamento de mi rica pobreza:
Para mi madre lego
Un corazón llorado de suspiros
Y un alma proletaria que sabe de obediencias
Y sabe de los gritos rebeldes en la angustia:
Para mi padre, toda la fuerza de ser hombre
Y de haber desafiado
Las iras de los brutos con mi verbo,
Y para ti, mujer, que asistes mi agonía,
Queda mi nombre herido flotando en la tristeza
Y un hijo casi negro bulléndote en el pecho.
Y con tal de sentirme un hombre hombre
Eres hoy la más hembra de todas las mujeres:
Húmedos de tu frente
Los gatos negros de sus cejas hacen
Círculos de alegría, y tu serena
Actitud democrática me da
Libertad de que hable, de que piense,
De que maldiga al tiempo
Y de que suelte al mundo mis blasfemias.
Y no lloras ni vienes enlutada,
Sino vestida de valor y escándalo.
Y nada importa el ojo que te mira:
Tu presencia desvístese en el agua
Que brota de mi angustia;
En cambio yo, como amoroso perro,
Golosamente lamo la ceniza
Del fuego de tus muslos apagado
Y olfateo la sangre
Que enrojece tus manos.
Ya pitó su alarido mi sirena.
Soy un navío inglés que se está hundiendo
Con el mar de tu sangre en su redor.
¡Desde un avión nazista blindado de luceros,
Dios bombardea muerte sobre mi corazón!
Buscando tu saliva
En esta constelación de gritos
y en este vaivén de olas humanas y difusas,
yo busco la corriente clara de tu saliva
-ungüento iluminado de palabras y risas.
Me quito la camisa, el miedo y los zapatos
y subo por escalas de aire y nada
para asaltar y desflorar
la desnuda verdad de la esperanza.
Bombardeo la noche
con mis vacilaciones de luciérnagas
y mis manos se llegan submarinas
a sabotear el rojo resplandor de tus piernas.
Yo busco inopinadamente tu saliva
para que no se riegue inútilmente
en este gran vacío donde todo se pierde
y para humedecer la tierra
donde la yerba y la golondrina
bajo la sed se hermanan en la muerte.
Yo busco tu saliva mentolada
para pegar cabezas
desprendidas del cuerpo de los niños
y para alimentar lasa células
de la gente leprosa que anda buscando asilo.
Para abrirle los ojos a los gatos naciendo
bajo trenos de sol desgobernado
y para desapegar las estampillas
de cartas censuradas que me vienen
de los confusos y lejanos puertos.
Yo sé que todos los amantes vinieron
a besar la rosada cicatriz de tus labios
y a extraer el zumo de tus limas maduras:
al herirte la carne y al enardecer tus brazos.
Mas yo he venido sólo para buscar tu saliva;
tu saliva que sirve sólo para limpiar metales,
tu saliva que apaga el cansancio de mis miembros,
tu saliva que ahoga la cólera de las viejas,
tu saliva que lava la camisa de Dios,
tu saliva que ablanda las conciencias,
tu saliva que abre hoyos en las piedras,
tu saliva que es frágil en la hora de abrazarnos,
tu saliva que es sangre perfumada, incolora,
tu saliva que es germen de santos y profetas,
tu saliva que es sal y agua bendita
para animar la ira del demonio.
Todos los amantes vinieron a buscar tu carne;
en cambio yo agonizo buscando tu saliva
para inyectar este animal enfermo
que traigo aprisionado en mi camisa.
Primer poema para antes de morir
Tengo los brazos locos de abrazarte
Y las manos tullidas
De repicar las rojas campanas de tus senos;
Me duelen las palabras, la boca sin saliva,
De retener tu nombre en el silencio.
Me está doliendo el alma
Con un dolor de espejos
Donde por muchos años
Se enarboló desnuda la flama de tu cuerpo.
Ya la muerte me busca
Para pedirme el último boleto:
Ya en tu lomo de piedra
Se escribe el testamento de mi rica pobreza:
Para mi madre lego
Un corazón llorado de suspiros
Y un alma proletaria que sabe de obediencias
Y sabe de los gritos rebeldes en la angustia:
Para mi padre, toda la fuerza de ser hombre
Y de haber desafiado
Las iras de los brutos con mi verbo,
Y para ti, mujer, que asistes mi agonía,
Queda mi nombre herido flotando en la tristeza
Y un hijo casi negro bulléndote en el pecho.
Y con tal de sentirme un hombre hombre
Eres hoy la más hembra de todas las mujeres:
Húmedos de tu frente
Los gatos negros de sus cejas hacen
Círculos de alegría, y tu serena
Actitud democrática me da
Libertad de que hable, de que piense,
De que maldiga al tiempo
Y de que suelte al mundo mis blasfemias.
Y no lloras ni vienes enlutada,
Sino vestida de valor y escándalo.
Y nada importa el ojo que te mira:
Tu presencia desvístese en el agua
Que brota de mi angustia;
En cambio yo, como amoroso perro,
Golosamente lamo la ceniza
Del fuego de tus muslos apagado
Y olfateo la sangre
Que enrojece tus manos.
Ya pitó su alarido mi sirena.
Soy un navío inglés que se está hundiendo
Con el mar de tu sangre en su redor.
¡Desde un avión nazista blindado de luceros,
Dios bombardea muerte sobre mi corazón!
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